Carta del Dr. Galán
Carta del Dr. Galán
Fco. Javier Chaín Revuelta
Mi estimado Francisco Javier Chaín: Continuando con el tema del café, inicio hoy recordando la frase de Charles-Maurice de Talleyrand, diplomático francés de la época de Napoleón (s XIX), quien se sentaba a tomar una taza de nuestra bebida preferida diciendo: “debe ser caliente como el infierno, negro como el diablo, puro como un ángel y dulce como el amor”. Si te das cuenta, muchas personas no cumplen con los requisitos cuando lo beben, sobre todo el lo que respecta a lo dulce. En particular, lo tomo azucarado pues es muy agradable, aunque con la mercadotecnia actual y la terrible”globalización”, recomienden taza “cero” de azúcar, lo que considero un reverendo disparate. Pero eso será tema para otro comunicado.
Haciendo una pequeña reseña histórica de este producto, se dice que el café fue introducido por primera vez en Arabia y el resto de Oriente en el siglo IV después de Cristo, por poblaciones nómadas etíopes, que se dieron cuenta que sus animales domésticos se volvían “muy activos” luego de comer el fruto de el arbusto del café. Al parecer la palabra café y cafeína deriva del vocablo árabe gahweb. Se piensa que por el siglo XIII de nuestra era, el cultivo llegó a los árabes quienes se convirtieron en “maestros” cafetaleros y al mismo tiempo los principales “degustadores” del producto por unos cuatro siglos. Ellos fueron los fundadores de lo que puede llamarse “cafeterías” que las nombraban: qahveh khaneh. Cuando los europeos (holandeses) a principios del siglo XVI llevan el café al continente, con el nombre de “vino árabe”. Como una reacción esperada, los vitivinicultores se opusieron a ella. Hay que recordar que existe una anécdota en la cual el Papa Clemente VIII probó esta bebida, pronunció mas o menos lo siguiente: “vaya, esta bebida satánica es tan deliciosa que sería una pena que solo los infieles la utilizaran. Debemos engañar a Satán y bautizarla, para convertirla en bebida verdaderamente cristiana”...¡vaya usted a saber si esto fue cierto!, pero como dicen, el café bien vale una sinfonía... y el insigne músico, don Johann Sebastián Bach, la escribió: Cantata al café.
En el año de 1669 Solimán Aga lleva esta bebida a la corte de Versalles, donde también se le rechaza. Para el año de 1675 tienen mencionadas unas 300 casa de café en Inglaterra, sitios de reunión de artistas y comerciantes y para el año de 1705 los ingleses traen a América el café, desembarcándolo en el puerto de Nueva Ámsterdam hoy Nueva York para distribuirse a Haití y Santo Domingo, Brasil y Cuba y en el año de 1790 a nuestro México.
Interesante todo este recorrido desde el oriente hasta nuestras nobles tierras (y fecundas) que reciben fácilmente este cultivo. Actualmente nuestra América tropical tiene una calidad aceptable de este cultivo, aunque en muchas casas de nuestro estado, que se dice productor de este grano, sirven una bebida a base de productos comerciales solubles (no se si contienen café y en que porcentaje –acuérdate que soy médico ) pero que por “sentido común: ¡¡¡¡NO LO ACEPTO!!!!.
Bueno mi amigo, en próximo envío, seguiremos pasando algunas notas, no descubriendo el “hilo negro”, pero eso si, te espero en el portal o algún otro sitio, para tomarnos una “sabrosa, caliente, negra y dulce taza de xantinas. Y por último acerca de lo dulce, recordemos a nuestro Emperador Moctezuma bebiendo cacao endulzado con miel de abeja.
¡Dicen toda una experiencia al gusto y a la felicidad.! Te saludo: Carlos Manuel.
fjchain@hotmail.com
Fco. Javier Chaín Revuelta
Mi estimado Francisco Javier Chaín: Continuando con el tema del café, inicio hoy recordando la frase de Charles-Maurice de Talleyrand, diplomático francés de la época de Napoleón (s XIX), quien se sentaba a tomar una taza de nuestra bebida preferida diciendo: “debe ser caliente como el infierno, negro como el diablo, puro como un ángel y dulce como el amor”. Si te das cuenta, muchas personas no cumplen con los requisitos cuando lo beben, sobre todo el lo que respecta a lo dulce. En particular, lo tomo azucarado pues es muy agradable, aunque con la mercadotecnia actual y la terrible”globalización”, recomienden taza “cero” de azúcar, lo que considero un reverendo disparate. Pero eso será tema para otro comunicado.
Haciendo una pequeña reseña histórica de este producto, se dice que el café fue introducido por primera vez en Arabia y el resto de Oriente en el siglo IV después de Cristo, por poblaciones nómadas etíopes, que se dieron cuenta que sus animales domésticos se volvían “muy activos” luego de comer el fruto de el arbusto del café. Al parecer la palabra café y cafeína deriva del vocablo árabe gahweb. Se piensa que por el siglo XIII de nuestra era, el cultivo llegó a los árabes quienes se convirtieron en “maestros” cafetaleros y al mismo tiempo los principales “degustadores” del producto por unos cuatro siglos. Ellos fueron los fundadores de lo que puede llamarse “cafeterías” que las nombraban: qahveh khaneh. Cuando los europeos (holandeses) a principios del siglo XVI llevan el café al continente, con el nombre de “vino árabe”. Como una reacción esperada, los vitivinicultores se opusieron a ella. Hay que recordar que existe una anécdota en la cual el Papa Clemente VIII probó esta bebida, pronunció mas o menos lo siguiente: “vaya, esta bebida satánica es tan deliciosa que sería una pena que solo los infieles la utilizaran. Debemos engañar a Satán y bautizarla, para convertirla en bebida verdaderamente cristiana”...¡vaya usted a saber si esto fue cierto!, pero como dicen, el café bien vale una sinfonía... y el insigne músico, don Johann Sebastián Bach, la escribió: Cantata al café.
En el año de 1669 Solimán Aga lleva esta bebida a la corte de Versalles, donde también se le rechaza. Para el año de 1675 tienen mencionadas unas 300 casa de café en Inglaterra, sitios de reunión de artistas y comerciantes y para el año de 1705 los ingleses traen a América el café, desembarcándolo en el puerto de Nueva Ámsterdam hoy Nueva York para distribuirse a Haití y Santo Domingo, Brasil y Cuba y en el año de 1790 a nuestro México.
Interesante todo este recorrido desde el oriente hasta nuestras nobles tierras (y fecundas) que reciben fácilmente este cultivo. Actualmente nuestra América tropical tiene una calidad aceptable de este cultivo, aunque en muchas casas de nuestro estado, que se dice productor de este grano, sirven una bebida a base de productos comerciales solubles (no se si contienen café y en que porcentaje –acuérdate que soy médico ) pero que por “sentido común: ¡¡¡¡NO LO ACEPTO!!!!.
Bueno mi amigo, en próximo envío, seguiremos pasando algunas notas, no descubriendo el “hilo negro”, pero eso si, te espero en el portal o algún otro sitio, para tomarnos una “sabrosa, caliente, negra y dulce taza de xantinas. Y por último acerca de lo dulce, recordemos a nuestro Emperador Moctezuma bebiendo cacao endulzado con miel de abeja.
¡Dicen toda una experiencia al gusto y a la felicidad.! Te saludo: Carlos Manuel.
fjchain@hotmail.com
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