Zapatismo
Zapatismo
Fco. Javier Chaín
La inmensa mayoría de los pueblos y ciudadanos mexicanos no son propietarios más que de la tierra que pisan. Las tierras, la madera y el agua se monopolizan en pocas manos. Esta denuncia del plan de Ayala (1911) fue asunto de lucha para Emiliano Zapata y sus seguidores rurales que buscaban la reforma agraria por el único camino que les dejaron: La rebelión armada.
El método elegido era la expropiación de facto. Cuando los Zapatistas luchaban desmantelaban el control de la hacienda. En vez de dar la tierra a los individuos, se le daba a las comunidades de las aldeas, las que, en armonía con sus viejas costumbres, la ponían a disposición de sus miembros. Es decir que la tierra debía ser utilizada para el servicio de la comunidad, no para el beneficio personal. Esto reflejaba la relación Zapatista con lo que podía llamarse Comunalismo Agrario.
Zapata y sus fuerzas tuvieron mucho éxito por que eran sobre todo del mismo entorno y clase social. Los Zapatistas eran el más homogéneo de todos los movimientos revolucionarios. La gran mayoría eran campesinos libres, alguno de los cuales había sido empleado durante varios meses como trabajadores agrícolas; una minoría consistía en peones de hacienda. Esto era la gran fuerza del movimiento Zapatista, su ideología y organización estaban enraizadas en las comunidades campesinas de Morelos.
Este pasado compartido permitía un movimiento unido que se tradujo en una ventaja militar efectiva. Esa coherencia arraigada en las comunidades de Morelos hizo a los Zapatistas inasibles en su tierra natal. Los ejércitos que se les oponían podían pasar y ganar batallas, pero los Zapatistas podían disolverse en las colinas y en las aldeas, para reaparecer localmente siendo la fuerza predominante una vez las tropas se iban.
Organizativamente, la estructura militar de Zapata era muy diferente de la de sus aliados, como Carranza y Pancho Villa, porque él era más coordinador que el clásico hombre fuerte. Aunque Zapata era responsable de diseñar las operaciones, la estructura total del mando estaba relativamente descentralizada. Esto funcionó muy bien. Los jefes de Morelos aprendieron a sincronizar sus ataques, de modo que en un solo día los comandantes federales tenían que rechazar incursiones en tres o cuatro lugares del distrito. Toda la organización militar estaba ligada, íntimamente, con las comunidades locales. Las unidades reales de la guerrilla eran bastante pequeñas, integradas generalmente por sólo 200 o 300 hombres cada una. Pero esto era el resultado de la base en donde se originaban: las aldeas. Durante gran parte del año los soldados vivían en sus aldeas, pero se juntaban cuando se debía luchar una batalla importante, y, después de que la lucha terminaba, se retiraban a sus aldeas una vez más.
Estos componentes del Zapatismo coinciden con el anarquismo. Su comunalismo agrario era antagónico, deliberadamente o no, al capitalismo y a su necesidad inherente de la santidad de la propiedad privada. En la organización, sus métodos militares reflejan una oposición frontal contra la jerarquía rígida e institucionalizada. Una vez más esto es muy similar a las estructuras creadas por otros anarquistas, tales como Buenaventura Durruti en la Guerra Civil española y Nestor Makhno en la Revolución Rusa. El poder, social y político, tendía a estar cimentado en el nivel de la comunidad, fluyendo hacia arriba cuando era necesario. fjchain@hotmail.com
Fco. Javier Chaín
La inmensa mayoría de los pueblos y ciudadanos mexicanos no son propietarios más que de la tierra que pisan. Las tierras, la madera y el agua se monopolizan en pocas manos. Esta denuncia del plan de Ayala (1911) fue asunto de lucha para Emiliano Zapata y sus seguidores rurales que buscaban la reforma agraria por el único camino que les dejaron: La rebelión armada.
El método elegido era la expropiación de facto. Cuando los Zapatistas luchaban desmantelaban el control de la hacienda. En vez de dar la tierra a los individuos, se le daba a las comunidades de las aldeas, las que, en armonía con sus viejas costumbres, la ponían a disposición de sus miembros. Es decir que la tierra debía ser utilizada para el servicio de la comunidad, no para el beneficio personal. Esto reflejaba la relación Zapatista con lo que podía llamarse Comunalismo Agrario.
Zapata y sus fuerzas tuvieron mucho éxito por que eran sobre todo del mismo entorno y clase social. Los Zapatistas eran el más homogéneo de todos los movimientos revolucionarios. La gran mayoría eran campesinos libres, alguno de los cuales había sido empleado durante varios meses como trabajadores agrícolas; una minoría consistía en peones de hacienda. Esto era la gran fuerza del movimiento Zapatista, su ideología y organización estaban enraizadas en las comunidades campesinas de Morelos.
Este pasado compartido permitía un movimiento unido que se tradujo en una ventaja militar efectiva. Esa coherencia arraigada en las comunidades de Morelos hizo a los Zapatistas inasibles en su tierra natal. Los ejércitos que se les oponían podían pasar y ganar batallas, pero los Zapatistas podían disolverse en las colinas y en las aldeas, para reaparecer localmente siendo la fuerza predominante una vez las tropas se iban.
Organizativamente, la estructura militar de Zapata era muy diferente de la de sus aliados, como Carranza y Pancho Villa, porque él era más coordinador que el clásico hombre fuerte. Aunque Zapata era responsable de diseñar las operaciones, la estructura total del mando estaba relativamente descentralizada. Esto funcionó muy bien. Los jefes de Morelos aprendieron a sincronizar sus ataques, de modo que en un solo día los comandantes federales tenían que rechazar incursiones en tres o cuatro lugares del distrito. Toda la organización militar estaba ligada, íntimamente, con las comunidades locales. Las unidades reales de la guerrilla eran bastante pequeñas, integradas generalmente por sólo 200 o 300 hombres cada una. Pero esto era el resultado de la base en donde se originaban: las aldeas. Durante gran parte del año los soldados vivían en sus aldeas, pero se juntaban cuando se debía luchar una batalla importante, y, después de que la lucha terminaba, se retiraban a sus aldeas una vez más.
Estos componentes del Zapatismo coinciden con el anarquismo. Su comunalismo agrario era antagónico, deliberadamente o no, al capitalismo y a su necesidad inherente de la santidad de la propiedad privada. En la organización, sus métodos militares reflejan una oposición frontal contra la jerarquía rígida e institucionalizada. Una vez más esto es muy similar a las estructuras creadas por otros anarquistas, tales como Buenaventura Durruti en la Guerra Civil española y Nestor Makhno en la Revolución Rusa. El poder, social y político, tendía a estar cimentado en el nivel de la comunidad, fluyendo hacia arriba cuando era necesario. fjchain@hotmail.com
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